jueves, 20 de marzo de 2008

El encarcelado (part. 4)

Jim nos miró con indiferencia, mientras dejaba la comida en el suelo.
-Hoy hay sopa. Por cierto, un tal Jake preguntaba por vosotros dos. Le he dicho que venga mañana en el horario de visita, ¿quién es?
Willy se puso nervioso, y esbozó una sonrisa.
-Es un amigo nuestro, un viejo y buen amigo. Gracias Jim por decirlo.
Cuando Jim se alejó grité. Jake era nuestra salvación. Fue un marino de mi tripulación hacía ya un tiempo. Después abandonó el oficio porque se casó y tuvo hijos. No supe mas de él.
-Capitán, es un momento muy oportuno para que aparezca Jake. Antes de venir aquí le envié una carta comunicándole todo, pero días después oí que había muerto -dijo Willy, mientras tomaba aire, después continuó. -Creo que estuvo unos años trabajando como vicesecretario del Gobernador, usted sabe, que siempre se le dio bien eso de la organización.
-Sí, es verdad. Pero William, por favor, hablame de "tu", ya no soy tu capitán, no sé ni si quiera qué soy.
Agaché la cabeza, había vuelto a pensar en mi mala suerte. Desde que conocí a Bill en mi primer trabajo como marinero a cargo de Capitán Sam, me tuvo envidia. Era una persona despreciable y a mí me cayó muy mal desde el principio.

Fragmento de "Diario en la mecedora"

Diario en la mecedora

Llueve. El ambiente es húmedo, aunque aquí, gracias a la chimenea, el ambiente es más bien cálido.
Estoy postrada en la mecedora, frente a la ventana. La manta de algodón me cubre el cuerpo.
Observo como llueve, y se me antoja que las gotas giran sobre si mismas antes de caer. Pero eso es una ilusión mía. Porque, que yo sepa las gotas no giran, simplemente caen.
La calle está desierta. Nadie se atreve a salir de sus casas. Todos los chicos tienen las narices pegadas a las ventanas y contemplan como, gota a gota, la calle se convierte en un pequeño riachuelo.
Inspecciono todo con la mirada por si algo no encaja, pero todo esta bien puesto.
Mi abuelo se mueve en la cama, ahora se muestra inquieto. Corro a ver que le pasa, y, como todas las noches, sus párpados están pegados y su respiración entrecortada.
Mi abuelo es viejo, y en este momento está peleando entre la vida y la muerte, con agonía por sobrevivir. Yo lo vigilo cada noche sentada en la mecedora y escribiendo.
Ayer, se puso a gemir, cual niño pequeño. Lo desperté, pero no tuvo fuerzas para hablar y lo deje dormitando.
Mis músculos se han entumecido de estar aquí sentada mirando la tormenta.
Me levanto y doy un paseo, arrastrando los pies por el suelo de madera.
El abuelo sigue aislado de la realidad.
Cuando era mas joven me llevaba a contemplar los atardeceres tumbados en la rivera del río, hasta que, por una maldita enfermedad, su vida se ha ido apagando lentamente, como una hoguera débil.
No quiero que suceda, pero sé, que algún día ese viejo cascarrabias no estará con nosotros.
He ido a comprobar como estaba el anciano, y noté que su corazón me decía adiós para siempre.
No he podido evitar que las lágrimas recorrieran los pómulos de mi cara.
Han llamado a la puerta, abro.
Son dos señores de negro, seguidos de un equipo médico. Los he llamado para que recogieran al abuelo. Les advertí que lo trataran con delicadeza. Porque, aún muerto, sigue estando en mi corazón.
Ahora escribo mientras contemplo la lápida.
Le he dejado unas flores frescas…
VIOLETA

sábado, 23 de febrero de 2008

Aunque estés lejos

Aunque estés lejos

Aunque estés lejos, siempre te amaré.
Aunque estés lejos, la vida continua.
Si supieras que te extraño y ya todo terminócreí haberte olvidado, pero la vida me engañó.
Cometí un error irreparable, haberte abandonado.
Jugué con mis sentimientos, creí poder ganarle.
Pero todo salió mal, te amo mas que antes, me siento sola y no estoy sola.
Solo espero tu retorno, para pedirte perdónmas no se si pueda porque ya sola no estoy.
Mi familia a crecido, y ahora somos mas que dos.
Si mi perdón no te sirve, lo entenderé mi amor.
Pero cuando vuelvas a la noche la cambiarépor el sol.
Mas si la vida no quiere que nos juntemos, amor, prometo hasta que muera ser tuya en la pasión.

viernes, 13 de julio de 2007

Amada

Ciudad de Ninguna Parte, Invisible del 0000

Querida Amada:

Cuando recibas esta carta será porqué me habré ido y, es que no puedo esperar más. Me encantaría quedarme otro milenio esperando que te decidas, pero me estoy perdiendo muchas cosas por tu culpa. Nunca pensé que diría esto, porque te amo locamente, pero yo ya estoy decidido a quererte toda mi vida, tú eres la que aún no te has decidido.
No me podrás culpar de que te haya abandonado, porque en tus momentos de agonía, nunca te dí la espalda.
Sé que me quieres, mejor dicho, que me aprecias, pero no es el aprecio que me merezco. El aprecio que me merezco es el aprecio legítimo por tu parte. De ti no te tienes que preocupar, tú ya has ganado el aprecio y el amor legítimo por mi parte.
Para mí, la palabra "ayuda" ya no tiene sentido. Yo ni si quiera la he sentido. Siempre he dado mi ayuda, he prestado mis conocimientos, he exprimido hasta el último de mis órganos para poder estar a tu lado, pero tu no me lo has pagado como debiera ser, con cariño y amistad, sino con indecisión y duda.
Cuando llegues a esta línea, sentirás una ligera extrañeza. Yo nunca he sido impaciente, pues he esperado mucho tiempo, para mí siglos, pero veo que tú no respondes y me he cansado.
He reflexionado, para vivir sufriendo, mejor es desaparecer del Universo.
Estoy escribiendo con una pluma dorada, eso debiera significar una dolorosa despedida, pero no te preocupes, lo hago por amor.

Se despide hasta siempre,

Esa persona

El encarcelado (Part. 3)

La celda donde metieron al hombre estaba muy cerca de la mía, y nos podíamos ver las caras. Este hombre era robusto y fornido. Tenía una estaura alta. Y llevaba unos arapos, cubriendo lo necesario.
Cunado el señor Jim se marchó a comer, hombre tomó conversación.
-Hola, Capitán Bob, he venido a ayudarte. Soy Willy Laurence. Sé que te han metido en esta cárcel injuntamente. No se si te acordarás, pero ya estube unos años de aprendiz con tu tripulación.
-¡Tú no puedes ser! ¡Willy! ¿Pero cómo has llegado hasta aquí? -estaba asombrado. Willy estubo dos años en mi tripulación, y luego, nos dijo que se iba al norte.
-Bueno, en cuanto me enteré de que te habían encerrado, intenté localizar a tu tripulación, pero no contacté con ninguno, y, tuve que venir solo.
- ¿Y que pretendes hacer? No me dejarán salir. Me han condenado a nosecuantos años por un crimen que no he hecho. -Era como si le suplicara que no hiciera nada por mi, pero en realidad, esa ayuda me venía estupendamente.
-Por eso. Tenemos que hallar la manera de escapar de aquí. - me dijo él, con tono comprensivo. Yo, que nunca he estado en una cárcel (aunque perseguido, algunas veces, por las autoridades, por eso de ser capitán de barco), me sentía indeciso, pero tenía que intentarlo, porque el comisario no iba a entender por las buenas que yo no lo hize.
De repente entro Jim, con la comida en las manos, y, así finalizó nuestra conversación.

jueves, 12 de julio de 2007

Hoy la vi (Pablo Milanés)

Hoy la vi,
y tenía un rostro ajeno al que yo amaba
el que dan unos años de no ser feliz.

Hoy la vi,
y recordé la historia de un pedazo de mi vida
en que abrí la primavera bruta de mis años al amor.

Hoy la vi,
y tenía un rostro ajeno al que yo amaba
el que dan unos años de no ser feliz.

Junto a ti,
mi futuro de sueños llené,
y logré identificar tu belleza
y el mundo al revés
nos miraban de muy buena fe,
nada cruel exsistí, si yo e veía, reía después.

Desperté, la mañana que no pudo ser,
no sin antes jurar que si no era conmigo, jamás,
que esa herida me habría de matar
y heme aquí qué destino que ni el nombre tuyo
pude recordar.

hoy la vi,
y tenía un rostro ajeno al que yo amaba,
el que dan unos años de no ser feliz.


Canción de cuna

Todas las noches, antes de acostarse, Blanca miraba por la ventana, que daba a la casa de enfrente. Siempre veía lo mismo. Una madre le cantaba una nana a su bebé.
D e tanto mirar por la ventena se aprendió la dulce melodía. Y era así:
Por la noche hay que dormir,
para que vengan los sueños bonitos,
y se apoderen de ti.
Cuando tengas un sueño feo,
solo tienes que llamar a tu angel,
él vendrá,
y te ayudará,
a los malos sueños alejará,
y lo bonitos volverán.
Ahora, que Blanca ya es mayor, esa es la canción que le canta a su hijo para dormirlo. Siempre se acuerda de la ventana que la transportaba a sueños infinitos.

El encarcelado (Part. 2)

Cuando me desperté, por el ruido de el vigilante, aún era de noche. O por lo menos eso es lo que yo estimaba.
El viejo vigilante precató mi estancia. Y puso los ojos como platos.
-Hijo, menos mal que te has despertado. Creíamos que estabas muerto.
-¿Pero qué ha pasado? -estar en esa cárcel de pacotilla era cada vez más raro.
-Cuando el comandante Ray te trajo la comida y tú te la comiste, al cabo de un minuto te desmayaste. ¿No lo recuerdas?
-No la verdad es que no.
Él se sentó en la silla, como para descansar.
-Señor Jim, -proseguí yo -Yo soy inocente, el verdadero culpable del asesinato es Ray. Él me culpó para quedarse cn la herencia del emperador.
-¿Te refieres al comandante Ray? - me preguntó el guarda, con rubor.
-Sí, fue él. Por favor, Jim, créeme. Yo nunca haría algo así. Además, tengo un barco que tripular, no lo puedo dejar sin capitán. Incluso me ha querido envenenar en la comida.
-No sé qué decir. Se me hace raro imaginar que el comandante Ray hiciera algo así.
-Haz lo que quieras pero que sepas que no fui yo. -con esto terminé la conversación.
Jim se quedó pensativo, dudando de que si lo que le había dicho era verdad o no.
Pasaron los días, y perdí la cuenta. No salía de mi celda. Me llevavan la asquerosa comida, y nunca podía salir al patio, como los demás presos. Mi único enteretenimiento era es señor Jim, que la mayoría del tiempo estaba dormido.
Pero un día la puerta grande se abrió. Entraron dos policias con un hombre.
El hombre se resistía, pero al final lo metienron en la celda mas cercana a mí.
Acto seguido, se fueron, dejándonos a oscuras.



El deseo de la luna

La noche ya pasó.
Con un velo de blanca luz, la luna la cubrió.
El día está despertando y aquí arriba, el trabajo se le está acabando.
Las horas transcurrens tristemente
y nuestra luna se aburre enormemente.
Sola y desconsolada en su casa hecha de cielo
hace días que una idea le pasa por la cabeza
con la fuerza del fuego.
Montse Gísbert

miércoles, 11 de julio de 2007

Rosa

La rosa cae,
con colibríes,
cuál hoja de árbol.
Va cayendo,
poco a poco,
cuál hoja de árbol.
La rosa cae,
está dormida,
cuál hoja de árbol.
Va cayendo,
poco a poco,
cuál hoja de árbol.

domingo, 8 de julio de 2007

El encarcelado (Part. 1)

Lo único que se oía eran las gotas cayendo del techo. La celda estaba húmeda y oscura. Los barrotes de la puerta estaban oxidados. Yo, sentado en la "cama", según como le llama el guarda que vigila el recinto. En realidad, es una especie de madera con una fina manta.

Creo que no tengo compañero de celda. Las otras tampoco muestras singnos de que las habiten.

Estoy impotente. Me metieron en esta cárcel, sin yo haber hecho nada. Lo malo es que sé quién lo hizo, y, aunque no me crean, juro ir a por ese tirano.
Se abrieron las puertas que comunicaban al exterior. Apareció un hombre con uniforme.
-Hombre, Bob, que alegría verte por aquí -me dijo.
-Que buen disfraz te has buscado, Ray. Mira, no se como te atrevas a venir aquí, después de culparme de el asesinato que tú habias cometido.
-Ya ves, esas son las cosas.
-Vete. No quiero que estés un minuto más contaminando mi celda. Aunque ésta lo será por poco tiempo.
Con esas palabras mías, Ray, el que en realidad mató al Gobernador, y, después cobró su fortuna, se encaminó a la puerta grande, y salió.